Detalles
Raciones
35 croquetas
Tiempo
2 horas
Ingredientes
250 g de carne de centollo
cocido (o buey de mar)50 g de aceite de oliva
50 g de mantequilla
1 cebolla
1 diente de ajo
150 g de harina de trigo
400 ml de leche
350 ml de caldo de pescado
o caldo de mariscosal
pimienta negra
- Para rebozar:
2 huevos
harina de trigo
pan rallado
- Para freír:
aceite de girasol
Pasos
- Retiramos toda la carne del centollo y reservamos.
- Temperamos un poco la leche y el caldo.
- Picamos finita la cebolla y el ajo. En una olla pequeña con aceite de oliva y un poquito de sal rehogamos la cebolla hasta que se ponga transparente. Añadimos la mantequilla y derretimos bien.
- Cuando tengamos la mantequilla fundida vamos añadiendo la harina poco a poco y removiendo con una cuchara de madera hasta que tengamos una masa homogénea. Removemos constantemente y dejamos unos 5 minutos hasta que se dore la harina para evitar el sabor a harina cruda.
- Cuando coja color y esté cocinada, ponemos a fuego medio y añadimos poco a poco la leche mientras vamos removiendo con unas varillas. Cuando terminemos la leche añadimos el caldo de pescado y seguimos removiendo durante 10 minutos más o menos hasta que quede bien cremoso. Si vemos que la textura es muy densa podemos añadir un poquito de leche o caldo para que quede más cremosa, pero con cuidado de no pasarnos. Si la bechamel es demasiado líquida pueden rompernos las croquetas al freírlas.
- Echamos sal y pimienta molida y mezclamos todo bien.
- Añadimos la carne del centollo desmigada y mezclamos hasta que quede una masa homogénea.
- Cuando tengamos la bechamel preparada, cogemos una bandeja alargada, untamos con un poco de mantequilla el fondo y vertemos la bechamel en ella, extendiéndola bien para que quede uniforme. Tapamos con papel film y dejamos enfríar un poco antes de meterlo en la nevera. Lo ideal es dejarlas de un día para otro para que estén muy frías y ser formen bien.
- Al día siguiente, batimos un par de huevos en un plato hondo. Echamos también en otros dos platos separados la harina y el pan rallado.
- Sacamos la bandeja de la nevera y con un cuchillo cortamos cuadraditos del mismo tamaño. Vamos cogiendo estos cuadrados, haciendo bolitas con las manos y dejándolas sobre la harina. Podemos mojar un poco las manos con agua para evitar que se nos peguen. Cuando tengamos unas cuantas, las pasamos bien por la harina, a continuación por el huevo y finalmente por el pan rallado. Reservamos y repetimos el proceso hasta acabarlas.
- En este punto podemos aprovechar para congelarlas antes de freírlas, nosotros las guardamos en un tupper y las metemos en el congelador. Solo necesitaremos descongelarlas un poco y freírlas cuando lo deseemos.
- Para freírlas usaremos un cazo, echaremos abundante aceite de girasol, el suficiente para que las cubra por completo. Cuando esté bien caliente, ponemos a fuego medio y vamos echándolas con cuidado de 3 en 3, dependiendo del tamaño del cazo, y moviendolas con dos tenedores para que se hagan bien por todos los lados. En un minuto más o menos, cuando estén doraditas, las sacamos con una espumadera y escurrimos bien. Una vez escurridas las colocamos sobre papel de cocina para absorver el aceite sobrante. Para freírlas utilizamos aceite de girasol en lugar del de oliva porque es más suave y no le da tanto sabor a las croquetas.
- Servimos calentitas y … a disfrutarlas!!!